Violarse la propia integridad, sucede cada vez que se apuesta la piel que no volverá a crecer.
Para violarse la integridad no necesariamente se necesita de un agresor, el desconocimiento de uno mismo es la mayor vulnerabilidad.
Quien no se conoce las rigideces, flexibilidades y carencias; se convierte en el violador de su propia integridad.
Aquel que asume agendas ajenas, sacrificios innecesarios o complacencias desgarrantes se está violando la propia integridad.
Violarse la integridad es el anule de todas las defensas y la apuesta de que sin ellas se salga ileso.
Quien se viola la integridad, se encuentra sin duda alguna padeciendo de una pobre autoestima e intenta llenarla de intentos de vida al azar.
Para violarse la propia integridad se requiere de varios elementos: inseguridad, culpa, carencias afectivas, ignorancia y ansiedad.
Violarse la propia integridad en la raíz nace de un mal funcionamiento emocional.
Entregarse a las espinas y sólo esperar sentir el fresco olor de las rosas, es un ejemplo exacto de la violación de la propia integridad.
Quien no cuida sus emociones se expone a experiencias, personas y contextos que lo afectarán sin misericordia.
Cuidarse las emociones implica tener consciencia de lo que se quiere y necesita para el bienestar, por ello se busca, se reconoce y se cultiva.
Quien se deja violar la integridad emocional vive como perro callejero hambriento y deshidratado en medio de la carretera.
Para tener integridad y salud emocional se necesita ser firme y valiente a la hora de decir «no» a algo que vaya atentar contra la salud.
Violarse las emociones es dejar la responsabilidad de tus decisiones a alguien más y luego reclamar si este no supo tomarlas.
Quien se viola las emociones seguramente viola las de otros también, no conoce de límites, no sabe dónde termina su yo y comienza el del otro.
Quien se viola las emociones cree muy catastróficamente que su bienestar vendrá de las decisiones o rumbos que tome o no el otro.
El que se viola las emociones no tiene claro quién es, desesperado se funde con el otro con la esperanza de encontrarse.
El que se viola la integridad emocional no tiene otra descripción que ser un pobre loco (léase un carente inconsciente de sí).
Quien se viola las emociones vive a merced de las alegrías penas y rabietas ajenas, constantemente actúa como un espejo para todo público.
Hay otras maneras de llamar a la violación de la propia integridad: emocionalmente inestable o infantil o sujeto con sentimientos de inferioridad.
Violarse la integridad emocional es aceptar todo lo que se ofrece sólo porque es ofrecido o acceder a cualquier acción para no quedar mal.
Violarse la integridad emocional hará del sujeto una personaje altamente sugestionable; no distingue, sólo sigue a donde se le guíe.
Persona que se expone a situaciones que atentan contra su integridad emocional, es un suicida, estúpido o débil mental; o todas las anteriores.
No me malinterpreten, de ninguna manera juzgo, sólo expongo las graves consecuencias que enfrenta alguien que se viola la propia integridad.
Violarse la integridad emocional es igual a salir a la calle en la madrugada y simplemente no estar consciente de los riesgos que se corren.
Una persona que se viola constantemente la integridad emocional, requiere de guía, asesoramiento pero sobre todo un chequeo de la realidad.
Dejarse violar la integridad emocional, no coloca al otro como el perpetrador, es un cómplice de un suicidio auto asistido.
Violarse la integridad constantemente en el peor de los casos puede traer locura absoluta; la pérdida de todo sentido de la realidad.
Una cosa casi mágica puede surgir de dejarse violar la integridad emocional: Nunca más volverlo a permitir.
Definitivamente la vida lanza cada bola curva que a más de uno dejo aturdido o hasta desmayado, si no te despiertas destrozado quedaras.
Los casos de violaciones de la propia integridad emocional son incontables, desde el amor que traiciona, hasta el amigo que engaña.
Si hay algún vestigio de amor propio, este nacerá luego de una violación emocional para salvarte hasta de ti mismo.
Si por las circunstancias eres golpeado una y otra vez, no seas tonto no son los demás, tú te estás violando la integridad emocional.
De la inconsciencia nacen las acciones de peores consciencias, no necesariamente para los demás, ya puede estar viviéndolas tu mismo.
Es únicamente del amor propio y de la consciencia del mismo, que puedes dejar de ofrecerte a otros para ser violado.
Despierta tonto, de tantas violaciones pronto no quedara nada de ti que pueda ser rescatado.
Quien violado se bloquea, no supera y mucho menos resuelve su pena; dentro de su barrera permanece tan débil como cuando no la tenía.
Quien violado se bloquea, no se defiende, se esconde en espera de que el próximo día quienes están afuera menos lo agredan.
Quien violado se bloquea, está usando una defensa momentánea y necesaria, sin embargo ni sostenible, ni estable.
El que se viola la integridad emocional, camina desnudo pero no lo sabe, siente el frío y no entiende por qué.
Ser violado en contra de tu voluntad es una cosa lamentable, ser violado por tu falta de voluntad es una cosa honestamente preocupante.
El que se deja violar la integridad emocional, no tiene valor para defenderse, la verdad es que siente que no hay nada que defender.
Quien se deja violar la integridad emocional, trata a sus emociones como prostitutas baratas y enfermas, las vende a cualquier por poco.
Quien se deja violar la integridad emocional, cree que nada de él puede ser perpetrado, lastimosamente se equivoca.
Quien se deja violar la integridad emocional, se la deja violar porque piensa que no la tiene y peor que no duele.
Quien se deja violar la integridad emocional, es un difuso entre quien es, quien no y quien los demás le dicen o piden que sea.
Quien se viola la integridad emocional, definitivamente es un ser pobre, pero de consciencia de sí mismo.
Conócete, hazte cargo d ti y aprende a vigilar quien entra y quién no. De lo contrario seguirás siendo el perpetrador de tu propia violación.