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A pedazos

Hay muchas situaciones en el diario, en los meses, en los años, que a más de uno han destrozado y dejado perdido en partes.

El ritmo natural de las cosas, por lento que a veces nos parezca, todos sabemos que no lo es; quedar atropellado por este no es sorpresa.

Las situaciones, sus demandas pero sobre todo la gente nos confrontan con tantas verdades que quedar en shock hasta sano resulta.

No es casualidad que hecho pedazos caminemos las calles de esta vida, los impactos son tantos y estamos tan desprevenidos ante ellos.

Andar en pedazos por ahí se hace un arte, unos se cargan en una bolsa, otros se cosen, otros se grapan, otros simplemente se deshacen.

Romperse es fácil; tolerar, hacerse el fuerte, aguantar ante los golpes de la vida… Duro y traumatizante.

Hacerse pedazo y continuar se practica todos los días, no todos lo logran muy bien; los que no, andan remendados, los que sí, se transformaron.

El reto no es aguantarse para no desmoronarse, el reto es desmoronarse y recoger del piso lo que aún sirve y llorar el duelo de lo que no.

Más de uno camina por ahí hecho una locura, remendado, compuesto… Y está quien camina mejor que antes, mejor que nunca; el transformado.

Ese que se ha transformado, también en un principio estuvo roto, pero hoy hay paz en él, la que da cuando se pierde la piel y vuelve a crecer.

El que roto se transforma, conoce hasta sus sombras, roto tuvo que convivir con ellas.

El que roto se transforma, por un segundo olvido sus luces, pero desde la sombra las vio brillar como nunca.

El que roto se transforma, algo innombrable perdió, no sabe ni que fue, pero hoy siente que no hacía falta, más bien estorbaba.

El que roto se transforma, ve su niñez en su mano con nostalgia y ternura, pero sobre todo con pena y un poco de lastima, le dice adiós.

El que roto se transforma, no contempla su adultez, ni su nueva hallada sabiduría o certeza; solo sigue adelante con las expectativas muertas.

El que roto se transforma, camina casi sin corazón, sabe que eso es una idea que ya se desvaneció, con las expectativas muertas anda.

El que roto se transforma, camina ligero, casi indiferente, lejano. No está, sólo anda y tranquilamente vive.

El que roto se transforma, ya no es quien solía ser y ya no le da importancia a quien será. Sólo es.

El que roto se transforma tiene una paz que no se compara con ninguna otra, Una paz que nació de la última lágrima que sus ojos lloraron en el momento más duro.

El que roto se transforma, sabe con una impresionante certeza quién es, se conoce las costuras, ya hechas cicatrices.

El que roto se transforma sabe que de lo bueno cualquiera, de lo malo pocas cosas y casi todas únicas.

El que roto se transforma ya no llora por cualquier cosa, el que roto se transforma ya casi no puede llorar, no lo consigue hacer.

El que roto se transforma, ya no anhela, ya no sueña, ya no espera; pleno y triste a la vez, toma lo que la vida ofrece y vaya que es mucho.

El que roto se transforma ya nada lo toca, al menos no fácilmente; lo que sí, a penas lo acaricia. Ya no siente profundo, ahora siente siempre.

El que roto se transforma, recobra a su ser, con sereno amor y parsimoniosa paz anda.

El que roto se transforma agradece cada día los cambios en su ser, respeta el dolor que lo quebró y admira en quien se convirtió.

El que roto se transforma reconoce las jerarquías, los sistemas y protocolos. No funciona con ellos pero ya no tiene ganas de romperlos.

El que roto se transforma… Anda sin mayor problema, logra sin mayor ansiedad, siente sin mayor drama, es sin mayor esfuerzo.

El que roto se transforma, es consciente de lo esencial y necesario de su soledad, no se la deja violar ni siquiera por el mismo.

El que sólo se transforma, espera por ese alguien que transformado también camine junto a él, sin querer mezclar las soledades.

El que roto se transforma, quiere compartir sus silencios, ser indiferente juntos, que con apreciarse el uno al otro basté

El que hecho pedazos se transformó para siempre, siempre guarda el recuerdo de quien fue, para nunca más volverlo a ser.

El que hecho pedazos se transformó para siempre, siempre guarda el recuerdo de quien fue, para nunca más volverlo a ser.

El que hecho pedazos se transforma, sabe quién es, tiene una certeza como ninguna otra… La certeza de saber quien fue.

 

 

 

1 comentario en “A pedazos”

  1. Gracias por estas lineas llenas de realidad, todos tenemos partes rotas y remendadas pero dentro de una transformación que las supera porque la vida sigue y uno con ella dando la cara y su mejor intensión de ser feliz y en paz

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