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Venezuela, hoy

En calles donde se respira lo adinerado que siempre hemos sido, caminan hombres y mujeres inconformes frustrados y desalentados.

Hay mar por doquier y una tierra eternamente fértil y aun así caminamos cabizbajos, penosos y en desprecio de donde estamos.

El sol sale cada día de nuestro año, vibrante, como si se comprometiera a darnos lo mejor y más de uno se pudre la vida por 2 gotas de sudor.

Donde quiera que cruces en este país hay más de una oportunidad amontonada sin usar. También más de uno con humor gris porque no ve porvenir.

Venezuela esta desconectada de lo que podría ser, infantil aún acusa a su pasado de hacerla quien es y no se atreve a reconocer lo que fue.

Esta tierra es una cosa, nosotros que vivimos en ella otra y lo que está pasando ahora es la respuesta de por qué esto no mejora.

Aquí lo hemos tenido todo, muchos concuerdan que ahí la enfermedad; ya era hora que nos llegara el remedio: desagradable, penoso y doloroso.

En psicología se trabaja mucho el verse al espejo, ahí está el reflejo de una historia de burocracia y revolución atropelladas.

Los conocidos «40» años contra los rebeldes «14»… Casualidad? No, inconsciente colectivo. Venezuela luchando por descubrir quién es.

Significativos son todos los acontecimientos, lástima que todos los hemos visto con esta pesada costumbre de sentirnos victimas de ellos.

Impotentes, frustrados, sin embargo deseosos hasta la fantasía e ilusoriamente esperanzados, es quienes somos, eso es un adulto?

Rabiosos, inconformes, absolutamente orgullosos y rehusándonos a ser vistos como inferiores, eso es un adulto? Eso es quienes hemos sido.

Cuanto más tendrá que dar una tierra espléndida como la nuestra para intentar complacernos? Cuándo decidirá quitárnoslo todo?

Cuándo dejará de darnos pena lo que vivimos? Cuándo afrontáremos los errores que cometimos? Cuándo aceptaremos el presente que construimos?

Somos los niños malcriados del continente. Hasta salimos a otras casas y regresamos reclamando el por qué no vivimos como ellos.

Qué queremos? Realmente no se nos ha dado ya? O estaremos pidiendo algo que no se nos puede dar? Algo que tendremos que sudar.

Vivimos atropellados, desesperados buscando cosas que sólo con errores podremos aprender: seguridad, familia, paz, futuro.

A uno de los más reconocidos líderes políticos que esta tierra ha parido, lo mato el cáncer de nuestra sociedad, la corrupción.

Hoy el venezolano clama una sola cosa, Ley. Un joven país que grita respeto, límites pero sobre todo consecuencias. Este país quiere crecer.

En la inseguridad de no estar seguros de que queremos y hacia dónde vamos en la vida, yace la razón de tanta indolencia en nuestras calles.

No sabemos, detestamos no saber, no admitimos que es así y nos duele ver eso. Infantiles, inconscientes mientras nuestra Venezuela se nos va.

Hay quienes aún en este país confunden culpabilidad con responsabilidad. Culpa es a castigo como responsabilidad es a consecuencia.

No estamos enfadados con esta tierra y menos con lo no dado. Estamos en guerra con nosotros mismos, por no lograr darnos lo que necesitamos.

Los gobiernos siempre serán nuestros más temidos espejos, con brutalidad mostrarán lo que aún no alcanzamos darnos, hoy: ley.

«Quieres volver a alguien loco? Dale todo lo que desea.» Aquí estamos viviendo la insanidad de no tener ley.

Sigamos culpando a ese otro que no existe (oligarca chavista) y no aparecerá para resolver, mientras no respondemos a la pregunta de «y yo?»

Hoy Venezuela no tiene ya los criticados «40» años de oligarquía y tampoco los «14» de rebelión. Qué edad tenemos hoy? Quiénes somos hoy?